A través de la tecnología se han cambiado muchos aspectos de la vida, y la industria automotriz no se ha quedado atrás buscando hacer de la experiencia de manejo una más eficiente, cómoda y sobre todo segura.
Desde sistemas avanzados de asistencia al conductor (enlace en inglés), o ADAS, hasta el sistema de cambio involuntario de carril, dispositivos como cámaras de marcha atrás o sistemas GPS y de conducción automática, actualmente un vehículo viene completamente equipado con todo tipo de características de vanguardia para mejorar su desempeño, mitigar los riesgos de accidente y de sufrir lesiones.
¿Y toda esta tecnología es demasiado buena para ser verdad?
A la par que crecen las aplicaciones de la tecnología en la vida diaria, también hay cada vez más preocupaciones (enlace en inglés), centradas en el elemento que posiblemente aún no esté preparado para este tipo de avances: El “elemento humano”.
¿Cuál es el problema? En esencia, estas maravillas de la tecnología podrían tener consecuencias imprevistas en los humanos que manejan estos vehículos, es decir:
- Una dependencia excesiva en la tecnología: Mientras más avanzan las funcionalidades de ADAS y de conducción autónoma, los conductores podrían asumir que pueden fijarse en otras cosas y dejar de poner atención al camino, todo mientras las bondades de la tecnología se hacen cargo del volante. Incluso algunos conductores estarían tan distraídos que no harían lo necesario para evitar algún riesgo en el camino, y asumirían que su vehículo manejaría todo sin necesidad de que intervengan.
- Cierta cantidad de complacencia: En cuanto un conductor comienza a sentir que sus vehículos pueden hacer todo, muy seguramente cometerán el error de no poner atención al manejar y olvidarían seguir reglas básicas de seguridad como utilizar sus intermitentes, revisar sus espejos antes de dar vuelta o conservar su distancia con los otros vehículos, especialmente si asumen que sus autos les alertarán sobre posibles problemas o errores.
- Dificultades presentes en la curva de aprendizaje: En lo que se refiere a tecnología, la curva de aprendizaje a veces puede ser muy pronunciada en lo relacionado a tecnología nueva y no cualquier conductor comprende en realidad cómo utilizar dichos sistemas, haciendo de su limitado conocimiento en ciertos dispositivos un peligro.
Hay ocasiones en los que estos tres problemas se combinan. Por ejemplo, cuando los dispositivos GPS se hicieron populares, también se hicieron muy conocidas las historias que invitaban a los conductores a tener precaución, pues terminaban dando vuelta en caminos cerrados, manejando hacia puentes peligrosos o que llegaron a meterse a edificios y lagos porque siguieron sus sistemas de orientación sin el cuidado suficiente o sin cuestionar lo que veían.
Aunque la tecnología puede contribuir a que las calles sean seguras para todos, siempre habrá inconvenientes. Entre la imperfección de las tecnologías y de la conducta humana, los accidentes seguirán ocurriendo. Si usted resultó lesionado después de un choque, lo mejor es obtener guía que esté personalizada a su situación específica.